La alimentación que se promueve en la sociedad es muy dañina para la piel, y sobre todo para las personas propensas a sufrir acné u otras afecciones cutáneas como psoriasis y rosácea. Los tratamientos tópicos, aunque sean de gran ayuda, no son suficientes para el tratamiento de estas afecciones.
Trabajar en la raíz de los síntomas, mejorar la microbiota y mantener una alimentación antiinflamatoria y rica en antioxidantes para reparar y regenerar la piel es fundamental.